lunes, 28 de abril de 2014

Tunda

Tarde de béisbol sin pelota, contra vidrios, mentes y corazones. El invierno en el pecho el sauce deshoja sin esperar que ni Él perdone.

La clase de ciencia abarrotada, gritos de niños del Clerasil. Queja alta, molesta, desesperada, acogida por burlas, ¿qué otra cosa para mí?

El timbre de salida y la vista de ese niño que creció. Sus cejas tupidas, su mirada perdida, entre la avalancha su huída y nadie le dijo "adiós".

La mujer de bajo el mismo techo, sus palabras frías de punta de marfil, discreta afrenta libre al viento contra el desgraciado que tuvo que oír.

¿Qué otra cosa para mí?

La tarde de béisbol sin bate, los puños abriendo cristales, ira latente en las sienes, y el león enjaulado y durmiente.